Alrededor de 1850 se construyó el palacete que hoy conocemos como “Casa Don Bosco”. Su arquitectura original tenía una gran influencia morisca en su carácter, como la mayoría de las casas de Ronda.
Tenía en su fachada un gran balcón sobre la puerta principal y ventanas pequeñas o ajimeces en sus plantas más elevadas de forma asimétricas. El escudo en piedra de la familia coronaba la puerta de entrada. Daba a un zaguán de donde se pasaba a un gran patio cuadrado, con grandes arcos carpaneles sobre columnas toscanas, como distribuidor hacia las habitaciones principales de la casa, abiertas a una gran galería en madera. En todos los bajos de la propiedad un gran aljibe para recoger el agua de lluvia y remediar así las eternas carencias de agua potable en la ciudad.
A principios del siglo XX, llega a Ronda “el Modernismo”, de la mano de un gran arquitecto, Santiago Sanguinetti Gómez. Fue arquitecto municipal de Ronda entre 1907 y 1910. A pesar de este tiempo relativamente corto, la influencia de su arquitectura modernista en la ciudad continuó durante muchos años.
Sanguinetti remodela la casa, incorporando elementos modernistas, pero sin romper totalmente con elementos básicos del edificio original. Mantiene el zaguán y el patio a cuyo alrededor se distribuyen las habitaciones. El patio que originalmente estaba descubierto se cubre con una montera. A la fachada se le da una cierta simetría y se le provee de una decoración exuberante con motivos florales y vegetales. Un ejemplo bellísimo en hierro son las puertas de entrada y la de salida al jardín. La policromía, con una gran explosión de colores, viene representada en los zócalos, bancos de azulejos y maceteros.
Hoy en día todavía podemos ver la arquitectura de alta calidad y la magnífica artesanía local en el interior y el exterior de la casa.

